El Proyecto Gran Simio denuncia a diversos delfinarios por maltrato animal
Los delfinarios del Zoológico de Madrid, Zoológico de Barcelona, Marineland de Tarragona y Selwo Marina en Benaldámena (Málaga); han sido denunciados por el Proyecto Gran Simio, al incumplir la Ley 31/2003 y normativa autonómica, por maltrato animal y contra el bienestar animal.
Según
un comunicado de prensa lanzado por la organización, hay un maltrato
continuado a los delfines que son sometidos a constante estrés, reciben
una alimentación que no es la adecuada a su especie y están en
diminutas piscinas que incumplen el bienestar animal según la biología
de la especie como lo específica todas las normativas al respecto.
Los
delfines que, en su medio natural, acostumbran a nadar hasta 40 millas
al día y bucear a profundidades de más de 500 metros, se encuentran, en
los delfinarios, obligados a nadar en círculos en sus pequeños
estanques o simplemente flotando, según afirma el Proyecto Gran Simio.
Igualmente
denuncian que unas de las recomendaciones del manual editado por el
anterior Ministerio del Medio Ambiente, como ya denunció hace unas
semanas, aconseja que los Parques Zoológicos no deberían consentir la
utilización de sus animales en espectáculos ni en otras actividades
similares que se encuentren claramente alejadas de las tareas educativas.
Esta
campaña emprendida por el Proyecto Gran Simio se encuentra en su
primera fase, ya que continuarán con más acciones encaminadas a
terminar con el maltrato que se está infringiendo a todos los cetáceos
que permanecen en cautividad. Por otro lado, esta asociación cree que
todos los delfinarios incumplen el artículo 4 de la Ley de zoológicos
vulnerando el plan de nutrición adecuado para los animales, recogido en
su último apartado.
En
este sentido el PGS denuncia que para conseguir que los delfines y
orcas lleven a cabo estos trucos circenses, el entrenador debe
conseguir un control total sobre ellos. Una vez que los delfínidos
hambrientos se han rendido a comer pescado muerto, antinatural y no
adecuado para ellos, se les enseña a que solamente recibirá comida,
cuando lleven a cabo el guión deseado (saludar a la audiencia, saltar
pasando por aros, etc); forzando de esta forma, a que realicen
comportamientos anormales para estos cetáceos.

Este
es un maltrato recogido, como infracción muy grave, en el artículo 13
de la mencionada Ley. De igual forma se les mantiene en un constante
estrés por la cantidad de sesiones que tienen que realizar, llegando
por algunos delfinarios, a continuar con
"espectáculos" nocturnos.
"Los
cetáceos son unos animales de gran inteligencia y seguramente nos
sorprenderíamos de sus grandes capacidades cognitivas. El zoológico
debe ofrecer imágenes más conservacionistas y respetuosas con la vida
salvaje, respetando en todo momento la biología de sus moradores y no
buscando su explotación como actualmente ocurre en la mayoría de ellos.
Debemos romper la barrera de la especie y llevar la igualdad más allá
de la humanidad",
ha declarado Pedro Pozas Terrados, Director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio (GAP/PGS- España).
Otro elemento más que va contra el bienestar animal y que los delfinarios pueden estar incumpliendo, es el Convenio CITES,
al permitir según afirma Pedro Pozas, que animales recogidos en el
CITES Anexo I en peligro de extinción, sean capturados en su hábitat
con destino a las explotaciones de los delfinarios.


La
mayoría de orcas y delfines que actúan en estos espectáculos proceden
de su hábitat natural, del mar, ya que pocas son las crías que
sobreviven en cautividad, mostrando con ello que los cetáceos no deben
ser encerrados en diminutas cárceles de agua.
Por todo ello
Proyecto Gran Simio pide también a los zoológicos de España donde
existan delfinarios, que éstos sean cerrados y se realicen los
esfuerzos necesarios para los que se encuentren en condiciones sean
liberados tras un periodo de adaptación y los que no, al menos puedan
disfrutar en semi-libertad, en santuarios marinos construidos en la costa del mar.
Igualmente
esta organización pide a todos los ciudadanos que no asistan a ver
estos espectáculos circenses ni lleven a sus hijos a verlos, que
piensen las consecuencias y la vida que llevan estos animales que han
sido secuestrados de su hábitat para acabar en esta forma de
explotación.
"Un
delfín saltando con unas grandes gafas o simulando aplaudir con las
aletas, sólo es una mera explotación comercial y un maltrato continuado
a una especie en peligro de extinción y no debe ser ejemplo de
enseñanza a los niños que en el futuro serán los responsables de
proteger la biodiversidad de nuestro planeta".